AZOTE DEL ANTIMADRIDISMO.

Hay partidos que se ven con un "plus" de intensidad que lo dan determinadas situaciones. Sin ir más lejos, en la final de Copa del Rey de baloncesto del pasado domingo, mientras sonaban los acordes de NUESTRO Himno Nacional, los enemigos del jabón y amigos de lenguas muertas le dedicaron una sonora pitada al mismo, sólo contrarrestada por los madridistas allí presentes. (Por cierto, se presenta interesante esa misma situación el 20 de Abril...).

Este hecho, que para los cobardes de siempre es algo "anecdótico" y "aislado", incluso cuando el coro de hijos de puta corresponde a un aforo completo de un estadio de 45.000 personas, para mi supone un aliciente más a la hora de vivir el partido con un, llamémosle, "odio añadido".

Lo mismo ocurrió ayer.

Escuchar como se coreaba en Mestalla: "Madridistas hijos de puta" o "Madridista el que no bote" provocó en mi esa especial inquina y una motivación extra para disfrutar con el mal resultado obtenido por ese equipo "aspirante a grande", con una afición mezquina o ruin como pocas.

Y no quiero que nos vayamos por los derroteros de "Raúl si, Raúl no", o de sí dejó de cobrar esto o aquello, que el tema está más que claro. Quiero que nos centremos en lo que realmente se pitaba y se insultaba ayer en Mestalla: al RMCF.

Por eso, el gol de nuestro ex-capitán, lo entendí como algo más que conseguir un record, algo más que una reivindicación personal. Fue la respuesta a artículos como el que colgué, en los que veían el partido contra el 7 como un "enfrentamiento con el madridismo más rancio".

El "rancio madridismo" se reivindicó, respondió y ¡¡ de qué manera !!. Lo de ayer, fue una muesca a añadir en el odio que nos profesan y que, aún no jugando Raúl, podreis comprobar como se acrecenta un poco más, cuando rindamos visita en la segunda vuelta a la ciudad del Turia.

Lo ocurrido ayer no es cuestión de ser "raulista". Ni Raúl, ni Juanito, ni ningún jugador, entrenador o presidente está por encima del Real Madrid, NINGUNO. Pero para que os lo voy a negar, grité el gol con todas mis fuerzas, sabía que nada jodía más a los allí presentes que esa situación. Escuché durante 90 minutos como insultaban a mi Madrid y como ofendían al que durante años fué nuestro Gran Capitán, y no os confundais, por el mero hecho de haber sido el buque insignia del madridismo.

Su antimadridismo sufrió el castigo merecido y espero se corrobore en el partido de vuelta.