SANGRE, SUDOR Y FÚTBOL.

Llamadme romántico, ignorante, o simplemente decidme que no tengo ni repajolera idea de fútbol. Si. De fútbol.
Ese deporte más que centenario, al que algunos datan su nacimiento de allá por el mil ochocientos, y al que los voceros del siglo XXI indican su advenimiento hace cosa de unos cuatro años. Cuando unos canijos vestidos de azulgrana con una locaza por entrenador en el banquillo, decidieron que jugar al balompié consistia en aburridas y largas posesiones del esférico, aprovechando el bostezo generalizado del rival para meterles un gol.
Convertido, de un tiempo a esta parte, en la referencia futbolística impuesta desde los medios que, cada día estoy más convencido de ello, ven reflejado en ese "tikitakismo moderno", ese "toque y más toque futbolístico", una forma de vida similar a la suya: sin riesgos, cobarde, dando vueltas y más vueltas al mismo tema y aburriendo al personal hasta la extenuación, porque son incapaces de salirse del guión establecido y no cuentan con otro plan alternativo.

Perdonadme, pero "ese fútbol" no me gusta. Y corroboro mi pensamiento tras ver partidos como el de ayer. "Encuentro malo de solemnidad", "imposible practicarlo sobre el terreno de juego", "debió ser suspendido"...., he leído por ahí...
Debo ser un tipo raro, pero ayer me lo pasé como un enano. Gocé como un aficionado madridista que, disfruta como nadie, cuanto más duras son las condiciones a las que nos enfrentamos: campo encharcado, rival leñero, marcador negativo para nuestras aspiraciones, plaga de lesionados, nuestro jugador estrella con el parpado roto desde el primer minuto, un campo en el que nos cuesta ganar más de lo habitual, ambiente enrarecido desde hace semanas (por no decir meses).... ¿¿Quién puede no disfrutar con esos condicionantes??

Lo vivido ayer sobre el campo es ADN madridista en estado puro. Se puso de moda hablar de genes hace unos años. "Los inventores del fútbol" son los que se encargaron de ello, ¡cómo no!. Ellos y sus mamporreros, que son legión.
Pero el gen no es cosa de diez, veinte o treinta años jugando del mismo modo. La genética es más longeva que una determinada época jugando de "una determinada manera". El ADN impregna al Club desde el primer día de su fundación. Eso es lo que le ocurre al Madrid.

Ya lo he dicho alguna vez. Hay "algo" inherente a nuestro escudo, a nuestra camiseta, que hace que, jugadores o entrenadores que no tienen un pasado madridista, canterano, de vínculo con el Club, hace que siempre existan momentos determinados en los que se dejan atrapar por esa mística madridista que te hace darlo todo en el terreno de juego. Más aún, cuando lo tienes todo en contra o cuando cuentas con una serie de adversidades que impiden que pongas en práctica un plan previamente establecido.

El Madrid actual no escapa a ello. Y algunos de sus jugadores tampoco. Es digno de mencionar como Cristiano Ronaldo, al que yo mismo censuro algunos de sus comportamientos, tiró de orgullo y, con un ojo a la virulé y seis puntos en el mismo, no se inmutó ni un segundo en el suelo. No  se revolvió contra su agresor, como tampoco lo hizo el resto del equipo. Mantuvo la calma. Esa que gusta "pedir" a la grada rival cuando anota un gol. Y así lo hizo.
Maltrecho todavía tras el codazo recibido, controla el balón de la única manera que lo puede hacer en un terreno de juego como era ayer el del Ciudad de Valencia, y sin que caiga al suelo, perfora la portería contraria. Misión cumplida.
No fue el único que se sobrepuso a las dificultades, me atrevería a decir que todos lo hicieron en mayor o menor medida. Poseídos por ese espíritu madridista que hace de el derroche y la entrega su santo y seña.
Callejón corriendo, sufriendo faltas, presionando a la defensa rival, Di Maria acompañándole en la tarea, Ramos, Pepe y Arbeloa cumpliendo sin estridencias en su cometido, intentando mantener la verticalidad sobre el campo para no ocasionar ninguna situación de peligro contra nuestra portería. El tan denostado Coentrao con una entrega digna de reseñar, o el recién incorporado Essien y su serio partido o Alonso, ¡¡una lástima ese fallo en el penalty!! que no puede emborronar la grandiosidad de un jugador, me atrevería a decir, imprescindible en nuestro equipo.... Y como no, el canterano, Morata.

Porque si algo tampoco falla en este ADN nuestro, en esta leyenda blanca, es la participación en el momento clave de un canterano.
Ha dado para mucho el tema. Si se confía, si no, si tienen sitio, si no....... Sinceramente creo que deben esperar pacientemente la oportunidad y que, cuando son requeridos, siempre "ocurre algo". Su participación debe ser como la de ayer, para conseguir un objetivo y salir por la puerta grande.
Morata no es el primero, y no será el último, de los canteranos que salen, marcan un gol que vale tres puntos o una clasificación y que a continuación copan todas las portadas de los medios y las horas de radio y televisión. Muchos lo han hecho antes, pero muy pocos han llegado a consolidarse en el primer equipo. Ójala y con él, por méritos propios, pertenezca al selecto grupo de los elegidos.

Ayer vi FÚTBOL, con mayúsculas. No preciosista, ni combinativo, ni excelso de técnica... pero sí FÚTBOL DE LA VIEJA ESCUELA. Emocionante, vibrante, exigente en el esfuerzo, el sacrificio, la garra y el sufrimiento. Un "fútbol" de sangre, sudor y barro. Un "fútbol" que hay que saber jugarlo y señores, este FÚTBOL, el Real Madrid lo juega como nadie.