20 mayo 2014

MADRIDISMO INCONTENIDO.

     Tal día como hoy, hace 16 años, salí corriendo de un bar junto con mi compañero de piso y universidad, al grito de "¡Lo hemos visto! ¡Lo hemos visto!". Con lágrimas en los ojos, no acertábamos a articular otra frase que no fuera esa.
     Corríamos y saltábamos a la vez, lanzando nuestros brazos al aire, emulando a Juanito el día que fue cambiado frente al Borussia Mönchengladbach. Madridismo incontenido.

     "¡Lo hemos visto!¡Lo hemos visto!", gritábamos sin parar mientras nos acercábamos al punto de celebración para la ocasión, embriagados de una alegría desmedida, sin parangón. 
     Una vez allí, cánticos, gritos, euforia, abrazos con gente desconocida y emoción, mucha emoción. Madridismo desatado.
      20 de Mayo de 1998, hace 16 años, tal día como hoy, tras 32 años, ganamos la Séptima Copa de Europa. Eran otros tiempos, por qué negarlo.
     Quiero recuperar esa sensación, esa pasión, al menos, durante estos días. Quiero emocionarme. Lo necesito. 

      Tal día como hoy, hace un año, mi madridismo entró en barrena. Asistimos a una de las mayores infamias de nuestra historia y provocó que, muchos de nosotros, sintiéramos como nos robaban parte de nuestra forma de entender al Real Madrid. Me duele tanto el Madrid que me involucro de manera desaforada en la defensa de lo que considero justo para mi Club. Son muchas las situaciones que nos provocan un desapego que, sinceramente, no nos merecemos. Aislarme de todo aquello que no me gusta y rodea a nuestro equipo, de traidores, de la pérdida de nuestros valores e identidad, de las disputas, el ruido, la crispación, los medios... es la solución. 
Llevamos toda la vida sintiendo este escudo. Hagamos un penúltimo esfuerzo por disfrutar de lo que nos emociona y pertenece.
     Quiero volver a ser ese chaval de 19 años, que vivió La 7ª, como si no volviese a ver ganar al Real Madrid otra Copa de Europa en su vida. Sentir como los nervios te atenazan, la espera se eterniza, la ilusión se apodera de ti. Cantar y gritar junto a desconocidos, que inmediatamente pasan a ser hermanos de sangre blanca. Celebrar con ellos la victoria, llorar con ellos la derrota. El madridismo, une. Nada ni nadie nos puede arrebatar nuestra pasión.
     
     Miro a mi corazón y veo como una franja morada lo atraviesa en diagonal. Tres iniciales, grabadas a fuego, lo marcan. Escuchemos latir madridismo en nuestros corazones.

    ¡¡HALA MADRID!!