¡QUE SE BESEN! ¡QUE SE BESEN!

     ¡Albricias! ¡Que vengan los mariachis con sus guitarras! ¡Que un coro de querubines lo anuncien al mundo! ¡Que suenen los acordes de "La Vida es Bella" mientras todos nos cogemos de las manos! ¡Que suene el "Amigos para siempre"!

     Casillas y Hernández, Hernández y Casillas, "tanto monta, monta tanto", "el dúo de la Paz", de la "concordia", del "mamoneo" en definitiva, ha "conseguido" el Premio Príncipe de Asturias del Deporte por que, veamos los motivos: "simbolizan los valores de amistad y el compañerismo más allá de la máxima rivalidad de sus respectivos equipos", "juntos han mostrado una actitud conciliadora que ha limado las tradicionales diferencias entre jugadores y aficiones"y la contribución en las de ambos en "labores sociales".

Este "premio", forma parte de una campaña y un "elaborado" plan de "ingeniería sociodeportiva" que complementa a la perfección ese otro plan de "ingeniería social" que tan buen éxito lleva dando en nuestro país desde la Transición y del que en otras ocasiones hemos hablado.
Si a finales de los 70 primeros de los 80 se sentaron las bases de una sociedad dividido entre "buenos y malos" que posteriormente pasaría ser de "buenos y malos demócratas" y hoy día de "buenos y malos manifestantes" bajo el único prisma de ser "correcto políticamente", el mundo del fútbol no iba a ser menos y llevamos de unos años a esta parte asistiendo a la "desapasionización" del mismo convirtiendo las gradas en meros teatros, aplicando medidas cada vez más severas en los recintos deportivos, horarios y calendarios enloquecidos en perjuicio del verdadero aficionado, ausencia de sentimiento y amor a unos colores por parte de la mayoría de los jugadores a lo que hay que añadir que presidentes y directivos, salvo escasísimas y honrosas excepciones, han evolucionado hacia un posicionamiento meramente mercantilista de este negocio. Dejando atrás a ejemplos de mandatarios de Clubes que se ciscaban en la puta madre del máximo rival, que coreaban con sus aficionados los cánticos de ánimo a su equipo o de insulto al contrario, que gritaban en el palco, sufrían y eran unos aficionados más y que montaban unas trifulcas entre ellos de padre y muy señor mío. Todo ésto, por desgracia, se había acabado.

Pero de repente, se "recuperó" en parte algo de aquello. El caprichoso calendario, el bombo europeo y la Copa del Rey hizo que viviésemos una serie de Clásicos en los que volvieron a "saltar chispas" y que tuvieron su continuación en la Supercopa de España de la pasada temporada. Y eso, no gustó.
No gustó a los únicos interesados de que todo sea una puñetera "balsa de aceite", a los que ejercen como nadie ese papel de "payasos" en el Circo Futbolístico. Me refiero, por si alguno no lo sabe, a los Lama, González, Carreño, Castaño, Relaño, Segurola, AS, MARCA, Carrusel Deportivo, Al Primer Toque, Punto Pelota, El Partido de las 12, Futboleros  y toda la retahíla de medios de comunicación, tertulias deportivas y columnas de opinión entre las que incluso un tal Carlos Boyero, crítico de El Pais, se coló para atizar a los que representan el impuesto papel de "malo" en esta película.

Por que de ésto es de lo que va todo, no soportan una vuelta del fútbol a cuando éste era todo pasión, bronca, combate, una guerra sin cuartel en definitiva.
Todo comenzó el día que Mourinho fichó por el Real Madrid y plantando sus cojones en la mesa sentenció eso de "señorío no es poner la otra mejilla". Y si se quería batir al Barcelona había que acudir al envite con todas las consecuencias. Y no se podía estar mirando para otro lado cada vez que se cometía una tropelía desde "Can Barsa", desde la UEFA o desde la RFEF. Y ya estaba bien eso de no poder protestar, quejarnos, "por que somos el Madrid"...
Y fuimos a la guerra, vaya si fuimos, y ganamos alguna batalla y recientemente alguna guerra (la liguera). Pero todo esto no gustó. No gustó porque la posición que toma el RMCF de Mou, la de un Madrid aguerrido, luchador, con casta, polémico, sin hipocresías y que llama a las cosas por su nombre..., no está entre las directrices que marca la "corrección política futbolera".
Esa "corrección politica futbolera" hipócrita y falsa que si mira para otro lado cuando episodios que si merecen la reprobación y la crítica, como la pitada al Himno Nacional, tienen lugar.
Esa "corrección política futbolera" que mide con una doble vara de medir dependiendo de donde provenga la "polémica".

Hemos soportado insultos, mecherazos, botellazos, el episodio del cochinillo, la "manita de Piqué", los autobuses de la Ciudad Condal con cinco jugadores del Barsa mostrando sus cinco dedos en alusión a la derrota de hace dos temporadas, el "hosti tú, no saben perder" y su versión más extendida en plena concentración de la Selección Nacional, el "os vamos a ganar la Copa de vuestro Rey. Españolitos", el "balonazo de Messi a un aficionado madridista", el "sois unos hijos de puta" de Pito Vilanova y lo que se me quede en el tintero, en las últimas dos temporadas. Y por todo ello se ha pasado de puntillas.

Y me parece bien, ¡es fútbol!. Piques, encontronazos, insultos.... Algunos de los que he nombrado antes, asistieron a la serie de Clásicos como si no hubiesen visto un Madrid-Barsa en su puta vida. "Escandalizados", "alucinados", "tristes"..... Hablando siempre de "la imagen" que se estaban dando en esos partidos. Eso sí, siempre como negativa quedaba la imagen del Madrid. Lo que no me parece tan bien es eso, la falacia y el fariseismo de toda esta tropa obsesionada con un fútbol alejado de la pasión y de los enfrentamientos pero que luego miran para otro lado cuando los que lo hacen son aquellos que son "santos de su devoción".

El "Premio Príncipe de Asturias de el Deporte" concedido al dúo Casillas-Hernández, es una piedra más en este "proyecto de ingeniería sociodeportiva" del que os hablaba. Es un "arma arrojadiza" que os aseguro que saldrá con fuerza contra nuestro Club, contra algún jugador y sobre todo contra nuestro entrenador, en el momento en el que los "gurús mediáticos" vean que alguien se sale del "comportamiento oficial". Se pondrá como "ejemplo" a seguir. Se restregrará por la cara de aquel que ose "portarse mal".
Es el último escalón de un mundo del fútbol en el que han triunfado los hipócritas, los falsos y los antimadridistas. No me cabe la menor duda.