19 agosto 2011

PEP Y EL CORDÓN SANITARIO

Como bien han dejado en un comentario, este artículo puede ser "la excepción que confirma la regla", eso sí, hay poquitas, poquitas, poquitas excepciones...

Artículo extraido de El Mundo, de Jesús Alcaide

Pep y el cordón sanitario

Una vez que el pelotón de fusilamiento instalado en Barcelona y con subsede en Madrid ya ha pedido sucesivamente excomunión, destierro y cadena perpetua para José Mourinho por su evidente error de meter el dedo en el ojo a un tipo como Tito Vilanova que no paró de provocar al banquillo blanco y que hace cuatro meses se soltó en una entrevista diciendo que no le gustaba Mou y que no tenía capacidad para dirigir por no haber sido previamente jugador de fútbol, no tengo ninguna duda de que los guardianes de la ortodoxia, la deportividad y el buen gusto dirigirán sus ojos e invectivas a Can Barça. SIempre supongo igualdad de trato para todos.

Sí, una vez asfixiado por el leit motiv de que Mourinho está manchando la imagen del Madrid y del fútbol español, me dispongo a ver y leer comentarios sobre la peligrosa deriva de un club que siempre fue depositario de seny y de buenas maneras. Estoy convencido de que en breve se pedirá un cambio radical a Pep Guardiola para exigirle que deje de dirigirse al banquillo del Madrid para gritar "sois una banda", una vulgar forma de provocación impropia de un club centenario. Por fortuna, las mismas voces que se alzan contra Mourinho ya pidieron la marcha de Catalunya de Pep cuando se enzarzó con dos entrenadores rivales, los señores Soldbaken y Garrido, el pasado año. Recuerdo que todos los opinadores de guardia dijeron que Guardiola estaba manchando siglos de señorío. También fue justamente cuestionado cuando se quejó del arbitraje en el partido contra el Arsenal o protagonizó la rueda de prensa más maleducada de un entrenador rival jamás vivida en el Santiago Bernabéu, justo en la víspera de la semifinal de la Champions.

También permanenezco a la espera de que se afee la insistencia de Messi en escupir a futbolistas o banquillos rivales. Ya lo hizo con Duda y parce que le ha tomado gusto. Será porque nadie se atreve a decir que es tan magnífico futbolista como macarra cuando se enfrenta al Real Madrid, macarrismo confirmado por el gesto de hacer callar al rival cuando marcó su último gol.

Ya se preparan los depositarios de las virtudes futbolísticoas dispuestos a cuestionar las declaraciones de Piqué y Xavi, insultantes para una institución rival a la que califican de patética. Quizás hablan por boca de su técnico, el ventrílocuo Pep. O contra Villa por su encontronazo con Ozil. O contra Pinto, que aparece en todas las trifulcas. Una vez que en los análisis se han despachado a gusto contra Mou, Marcelo o Pepe, seguro que hay equidistancia y las mismas exigencias de señorío a que se ve obligado el Real Madrid, serán similares a las que reciba el Barça ¿O no?

No son buenos los cordones sanitarios. Ni en política contra el PP ni en fútbol contra el Real Madrid. El discurso único, el de la doble vara de medir, retrata a quienes lo practican. El intento de convertir al Real Madrid en una especie de secta alejada del sistema queda en evidencia cuando se muestran a la luz los errores de un rival bendecido por los apóstoles de lo políticamente correcto, pero peligrosamente cercano a los conceptos de hipocresía y fariseismo...

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