Imaginad por un momento que, al MADRIDISMO, nos plantearan que eligiésemos una opción por la que condicionáramos nuestra fidelidad al Club blanco. Muchos, nos llevaríamos las manos a la cabeza ante semejante propuesta. No consentiríamos que nos faltasen a nuestro "orgullo madridista" de ese modo, dudando de nuestro compromiso como aficionados incondicionales del Real Madrid...
Ese fue el supuesto ultimatum que lanzaron "nuestros" capitanes la temporada pasada. De ser cierto, demostraron que les importa una higa vestir nuestra elástica. Cada día que pasa, no puedo dejar de recordar aquella fatídica portada de MARCA y las consecuencias posteriores que acarrearon.
Veraz o no, aquella información dejó claro que, desde los medios y a cualquier precio, se dinamitó de manera beligerante el mejor proyecto deportivo desde hace años. Y no lo olvidemos jamás, con la colaboración activa en muchos casos y pasiva en otros, de gran parte de nuestro vestuario.
Sería ilógico no reconocer que estamos en una época convulsa. Del mismo modo, carece de todo sentido común dar carpetazo a tantas cuestiones negativas y agarrarnos a ese "clavo ardiendo" que, temporada tras temporada, tantas ampollas ha provocado en nuestras manos y que ha terminado por agotar la paciencia de muchos, entre los que me incluyo.
Me siento defraudado, desilusionado, me han robado la pasión. Veía los partidos del Madrid con las tripas, con las vísceras, desbocado. Me iba la vida en ello, daba igual el torneo, el rival, incluso la fase del mismo en que nos encontrásemos. El grito de "gol" salía de lo más profundo de mis entrañas. Era feliz así. Muy feliz.
Bien es cierto que durante todos estos años, en mayor o menor medida, había que comulgar con "ruedas de molino". Nada era perfecto. Pero vivíamos con la esperanza de que "el Madrid siempre volvía", de que "estaba por encima de todo"... Vivíamos cegados, con una autocrítica casi inexistente. Siempre había excusas, algún título tapaba las carencias tanto deportivas como de gestión del Club y el "madridismo" se entregaba a las homilías que desde los diferentes medios de comunicación pontificaban "cómo debía ser el Real Madrid".
Pensad que podéis dar ese "ultimatum", del que os hablaba al principio, al Presidente. ¿Qué elegiríais? Dificil, ¿verdad?. Son tantos los frentes abiertos y los males que nos asolan, que resulta casi imposible decidirse por uno solo.
Podríamos darle a elegir entre nosotros, su afición, y esos "capitanes" y jugadores que, hábilmente, participaron en la caída del anterior proyecto deportivo en manos de José Mourinho. O bien proponer que, de seguir entrando la Prensa al Bernabeu y a cualquier instalación propiedad del Real Madrid C de F, los que saldríamos a final de temporada seríamos los propios aficionados.
Quizás, lo mejor sería condicionar nuestra permanencia como seguidores merengues a la no continuidad del mismísimo Presidente. Quien sabe.
Lo que si tengo claro es que me han robado la ilusión.
Me resulta imposible no tener prejuicios sobre varios integrantes de nuestra primera plantilla. "Tontos útiles" en manos de una Prensa ávida por sembrar el caos y el desconcierto en nuestro Club. Un mal enquistado en el vestuario que ha derivado en la destrucción del trabajo de tres temporadas, en las que volvimos a recuperar las señas de identidad propias del Real Madrid: lucha, entrega, compromiso, intensidad, sacrificio....., en definitiva "morir sobre el campo".
No puedo ver con buenos ojos la figura de Florentino Pérez, cuando él, con la huida en su primer mandato, propició un situación institucional insostenible. No puedo aplaudir su política al frente del Club. Una forma de ejercer la presidencia que se ha llevado por delante nuestra seña de identidad: los colores, ha llenado el Bernabeu de "no madridistas", ha impuesto unos precios prohibitivos para la mayoría de nuestra afición y, lo peor de todo, ha actuado cargado de complejos y cobardía durante tantos años ante la Prensa que, aunque sus últimas actuaciones en este terreno van en la buena dirección, ha propiciado que los medios lleguen a esta "época bélica" actual demasiado reforzados.
El golpe en la mesa contra la Prensa debió darlo en su primera época al frente del Real Madrid y no lo hizo. De aquellos barros, estos lodos.
Pero, peor aún, son las "alternativas" que se presentan como oposición a Florentino Pérez y, ya sabéis, "en el país de los ciegos..."
Y, por supuesto, aborrezco a toda esa "masa social madridista" carente de criterio propio, adoctrinada y aleccionada desde los medios. Incapaz de pensar por sí misma. Esa que repite los mismos lemas casposos cada temporada, al son de lo que marca Roncero. Ese "madridismo deprimente" que sintoniza El Larguero y devora la comida con rapidez, para poder ver a "Los Manolos" con tranquilidad.
El "madridismo hipócrita", el que celebra los títulos y reniega de los fracasos. El que hoy dice una cosa y mañana la contraria. El "madridismo veleta" que culpa al entrenador, a los dos meses a los jugadores y viceversa. Ese "sector madridista", amplio, por desgracia, que idolatra al jugador por encima del escudo.
¿Qué nos queda a los MADRIDISTAS pues? Sinceramente, nos queda el "MADRIDISMO puro y auténtico" que no se ha dejado influenciar por intereses ajenos al Real Madrid. Provengan de la Prensa, de nuestro propio Capitán, del Presidente o de la oposición actual al mismo.
Una especie de "Tercera Vía MADRIDISTA" ajena a las injerencias de la Prensa, crítica con los jugadores del Real Madrid que han colaborado en derrocar un proyecto deportivo ilusionante, no "florentinista" y desmarcada completamente de los futuribles "presidenciables" que actúan al dictado de las redacciones de los principales medios.
No nos iremos en Junio, pase lo que pase. Si nos han robado la ilusión, habrá que luchar por recuperarla, eso pasa porque se vayan los que nos la han robado y si no se van, habrá que echarlos.