Escribía David Gistau que "poco a poco había pasado su vida entrando en la Primavera, con la expectativa de que el Real Madrid jugara en mayo el único partido que da lugar a todo cuanto es"... La Primavera como sinónimo de esperanza del madridismo. El "primer verdor" actuando como indicio inequívoco de las grandes gestas blancas...
Esa esperanza la deposité en el nacimiento de una nueva asociación en el seno del madridismo. "Primavera Blanca" es su nombre. Y lo tomé como un aire renovado dentro de una masa de aficionados que, durante muchos años, se encontraba adormecida. Tan sólo, se notaba el "apoyo del grupito de detrás de la portería", como dijo José Mourinho.
Un "grupito", atacado e insultado desde los medios de comunicación durante sus casi 34 años de vida. Un grupo estigmatizado por hechos pasados, por accidentes elevados a la categoría de "delito", pero al que ni sus más exacerbados detractores pueden negar, que en la última década gozó de un comportamiento irreprochable dentro del Estadio Santiago Bernabeu.
Sinceramente, creo que la "culpa" de que gran parte de un sector del madridismo despertase, la tuvo el propio Mourinho.
No recordaba desde hacía años una comunión entre Ultras Sur y el resto de la grada, como la que se pudo ver en algunos de los partidos más importantes, jugados en las tres temporadas en que disfrutamos del portugués.
El día que jugamos cuartos de final de la Copa de Europa frente al Tottenham en su primer año, por ejemplo, el ambiente fue ensordecedor. Media hora antes del comienzo, el Bernabeu estaba prácticamente lleno. Cantando al unísono las letras que salían de la garganta del Estadio.
"¡Cómo no te voy a querer!", gritaban niños, jóvenes y mayores. Grupos de amigos venidos de toda España. Familias enteras. Ultras Sur marcaba el ritmo y el resto de la grada se contagió como hacía tiempo que no recordaba.
No pude reprimir las lágrimas de la emoción. Mi entrada ya estaba amortizada y mi madridismo, orgulloso.
La Final de Copa de Mestalla en 2011, los Clásicos de liga, europeos, de Copa o de Supercopa frente al eterno rival y, no olvidemos, el partido frente al Levante en la temporada 2011/12 en el que el Bernabeu fue un clamor exigiendo que "la Final de Copa no se jugase allí". Un madridismo unido, creo no equivocarme, gracias al exigente técnico de Setúbal. El cual, en reiteradas ocasiones, pidió más apoyo al resto del público madridista, despertando al "madridismo más tradicional" y "aburguesado".
La defensa que hizo de nuestro escudo, se vio reconocida por gran parte de la grada. Sobretodo por Ultras Sur. Lo cual propició que mucha gente con ciertos prejuicios hacia "el grupo", se liberase de complejos y comenzase a ver en los ultras madridistas lo que son: el alma y el corazón del Bernabeu.
Un "madridismo combativo" comenzó a gestarse en las redes sociales, especialmente en twitter. Los blogs, podcasts y cuentas madridistas proliferaban, contrarrestando el poder de unos medios de comunicación que habían provocado el hartazgo y la indignación de miles de seguidores merengues.
Una "guerra" contra la Prensa que muchos estábamos librando de manera individual y desorganizada, que encontró en "Primavera Blanca" un referente en el que aglutinar fuerzas para combatir a los verdaderos enemigos del Real Madrid.
Se buscó y se encontró el apoyo necesario en Ultras Sur para que se corease en todo el Estadio el acertadísimo lema: "Las manos de la Prensa fuera del Madrid". En Ultras Sur encontraron apoyo para la recogida de firmas para que el Club retirase la venta de productos oficiales del Real Madrid, tanto a AS como a MARCA. En Ultras Sur encontraron una mano tendida para colaborar en la ampliación de la grada de animación, instando al Club a la defensa de sus integrantes de las calumnias que se vierten desde los medios, tal y como afirman en su COMUNICADO "Otro Bernabeu es posible"....
Pero el devenir de los acontecimientos hizo que todo diese un giro de 180 grados.
Un problema interno de Ultras Sur, gestionado de manera nefasta por el Club, con unas medidas que han perjudicado a todo el grupo y la entrada de "Primavera Blanca" o de algunos de sus integrantes, como "elefante en cacharrería", ha propiciado un escenario dantesco en el seno del madridismo.
Una "lucha fraticida" de la que sale perdiendo el Real Madrid, que ve como un proyecto de unidad, ilusionante y combativo, se va al garete.
Un "invierno negro" que hace pocos meses eramos incapaces de imaginar. La Prensa asiste encantada a este espectáculo. Tuvieron miedo de quedarse realmente fuera del Real Madrid. Hoy sonríen.
En las manos del madridismo está buscar la solución.