España, muy a mi pesar y al de muchos de vosotros, no tiene solución. Asolados por escándalos de corrupción, nada nuevos por otra parte, los ciudadanos españoles claman contra esta forma de gobernar basada en el amiguismo, el chanchullo, el enchufismo y el mangoneo.
La venda que la población ha tenido, muchas veces autoimpuesta, la imposibilidad de hacer una mera crítica al Sistema para no ser acusado de "hereje antidemocrático" y la imposición de un modelo de sociedad promotor del "buenismo" y de la "corrección política" basado en unas leyes a todas luces "progres" en lo social y "antisociales" en lo económico, metida con calzador a través de los medios, como parte de un proyecto de ingeniería social puesto en práctica desde finales de los Setenta. Pues bien, esta "venda" ha impedido ver a muchos lo que se avecinaba y, ahora, ponen el grito en el cielo ante las noticias que un día y otro nos alertan sobre una casta política parasitaria, falsa y que antepone los intereses personales y del partido al bien común de la Nación Española.
Por otra parte, muchos ya lo veníamos anunciando desde hace años...
Y como el fútbol es un reflejo de la sociedad, con sus buenos y malos hábitos, con sus medios de comunicación serviles y con ese "poder ilimitado" de crear corrientes de opinión favorables a determinados intereses, también cuenta con su sector de "vendados" que asisten, me atrevo a decir, con la venda aún, al desenmascaramiento de la imagen idílica, perfecta y presentada al mundo como "ejemplo para los niños" que, se supone, ofrece el Fútbol Club Barcelona y sus jugadores.
Hemos escrito cientos de veces que el Barcelona, no es ejemplo de nada, a nivel de Club. Una institución que lleva décadas riéndose en la cara de sus propios aficionados, de los que no viven en la región catalana y burlándose del resto de aficiones disputando competiciones españolas pertenecientes a un país del que reniegan en forma de "minutos reivindicativos", "referendums" en su propio Estadio o "manifestaciones" de corte separatista, para luego afirmar que "en caso de independencia (que apoyan), seguirían jugando la Liga Española".
De todo esto no se debate, no se escribe y forma parte de la censura que los medios adrede se autoimponen y que entronca con ese modelo de sociedad forjada desde la Transición que os comentaba al principio.
Si a nivel de Club, se pasa de puntillas a la hora de criticar los malos vicios culés, a nivel de jugadores no iba a ser menos.
Un grupo de jugadores vendidos a la opinión pública poco menos que como una corte de querubines, incapaces de matar una mosca y con una bondad, humildad y deportividad (todos resumidos en el término "valores") que, ríete tú del Dalai Lama, Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta juntos.
El último caso de "dobleraserismo", a la hora de tratar de la misma manera a jugadores barcelonistas y madridistas, lo tenemos a colación del Clásico del pasado.
Las informaciones, confirmadas por los propios jugadores madridistas, hablan de que el chaval con más Balones de Oro que neuronas, insultó a Alvaro Arbeloa y que posteriormente hizo lo propio con Aitor Karanka acusándole de ser "el muñeco de Mourinho".
Está claro que de una mente propia de una ameba, no puede salir el insulto con que obsequió a nuestro segundo entrenador. El "tontito" Lionel utilizó el mismo calificativo que acuñó gran parte de la prensa para referirse a Karanka.
Estamos ante un caso como el del crío de 3 años que deja a todo el mundo con la boca abierta, escandalizado, porque de repente dice "hijo puta", le regañan, le castigan, pero al final la culpa es del padre o de la madre por usar un lenguaje poco apropiado delante de su hijo pequeño.
Pero al contrario que el niño, que lo hace desde el desconocimiento y la ingenuidad, Lionel tiene un componente de maldad que ya destapó en otras ocasiones, aunque hábilmente fueron esquivadas por esa prensa que gusta de hacerle el juego a todo lo que huela a rayas azules y granas.
Balonazos a la afición rival, escupitajos a jugadores contrarios, goles con la mano, teatralización de sus actos..., toda una lista variada de acciones punibles y sancionables que, de ser cometidas por un jugador madridista, se pediría su ejecución en plaza pública.
Esa imagen celestial que se vende de este jugador y de sus compañeros de equipo, es otra muestra más de cómo la ausencia de un espíritu crítico en la ciudadanía en general y, en este caso, en los aficionados al fútbol en particular pueden acabar generando estupor e indignación. Se crean estereotipos sobre el bien y el mal, pero a la larga, cuando es demasiado tarde, cuando se caen esas "vendas", vienen las quejas.
Como ocurre con la corrupción política actual, algunos ya lo veníamos avisando hace mucho tiempo.