NADA NUEVO BAJO EL SOL

Sinceramente, no sé donde está el escándalo. Cómo digo en el título "no hay nada nuevo bajo el sol". Tan viejo como la propia cita (se pone en boca del mismísimo Salomón), es el "contubernio" atletico-barcelonista a los que SIEMPRE unió el verdadero sentimiento que mueve a ambas aficiones: EL ANTIMADRIDISMO.

Desde el pasado sábado se han creado debates, comentarios, reflexiones y "posts", muchos "posts", en conocidos foros de "tertulia graderil". Sólo faltó La Noria, para poner un poco de "sentido común" al asunto y colocar encima de la mesa el tema, y ver como se le salían las babas una vez más a la cerda de la Maria Antonia Iglesias y al bastardo de Enriquito Sopena.

Pero no fue así. En el programa de marras siguieron mezclando política y novios de Falete a partes iguales y, al menos, siguieron dejando determinados asuntos a los que parece que saben de ésto.

Los más espabilados ya sabeis que me refiero a "la banderita de los expulsados por Lapuerta" en el Fondo Sur del Calderón.

Repito, algo más viejo que el diablo está dando pie a elucubraciones, películas y montajes de lo más variopinto. Ya no le vale sólo al fútbol convertirse en una especie de "Sálvame" donde se dice cualquier gilipollez a voces para llevar razón.

Menos mal que he podido leer comentarios de madridistas (no podía ser de otra manera) en esos foros, diciendo simple y llanamente lo ocurrido: ni amistades personales, ni unión de grupos a tiempo parcial, ni ahora me das de hostias y luego te doy dos besos. NO. Frente y Boixos, Boixos y Frente, siempre tuvieron un enemigo común: el RMCF. Punto pelota.

Estos hechos hacen que me remonte a la primera vez que pisé el Bernabeu. Y con ésto y otras historias que os he contado no quiero parecer el abuelo cebolleta, pero es lo que tiene el paso del tiempo y las experiencias vividas. Pues bien, situaros en la temporada 92-93 en la que a un mozalbete de 15 años le dicen que si se quiere ir a ver un ¡¡MADRID-BARCELONA!!, en la época en la que se podía, no como ahora. Cuando te costaba 1850 pelas ver ese partidazo en el Bernabeu. Te ibas con la Peña de turno y te hubicaban en "El Gallinero". Jooooooder. Os juro que no pegué ojo la noche de antes (ni las de ahora, cada vez que vuelvo).

Lo que ocurre es que esa ilusión con la que llegabas al campo, cambiaba a la hora de intentar entrar a tu localidad. Si se descuidaba en el horario, como fue el caso, el autobús, te veías con una entrada en la mano y sin posibilidad física de poder acceder al Gallinero. Ahí te quedabas, en las escaleras que dan acceso al vomitorio, descompuesto, con cara de gilipollas y viendo como se acercaba la hora del Clásico oyendo los cánticos desde los pasillos del Bernabeu.

Intentamos una vez más entrar, a empujones, no quedaba otra. Lo conseguimos y nada más acceder a la grada, giro mi cabeza y veo dos pancartas enormes: la de Boixos Nois junto con la del Frente Atlético. Todos con sus bombers del revés, mostrando el color naranja y juraría que los atléticos en clara mayoría sobre los cerdos culés.

Me quedé alucinado. Entendedlo, primer partido que piso el campo, una época en la que no había ni internet ni sus ciberbatallas. El fútbol en abierto era los sábados a las 20:30 y el Plus empezaba esa temporada o la anterior con su emisión.

Mi razonamiento de todas formas fue rápido: veía en la tele los partidos del Atleti y sabía que tenía una afición "muy española", abundaba la simbología patriótica en su Fondo Sur y en su estadio. Mientras que a la afición culé y a sus aficionados más radicales los veía como "antiespañoles", por la simbología que portaban y los cánticos que lanzaban. Entendedlo, era el razonamiento, quizás simple, de un crio de quince años (como os dije en otra ocasión, de los de la época, más inocentes que los de ahora).

Comprendí rapidamente de lo que iba el asunto: "el enemigo de mi enemigo son mis amigos", así de simple o mejor dicho "lo que el antimadridismo ha unido que no lo separe el hombre".

De sobra es conocida la amistad entre grupos o aficiones, pero mientras en algunos está marcada por el sentido común sin caer en contradicciones. Lo de esta gente es para hacérselo mirar.

No quiero entrar en que complejidades ideológicas, deportivas, personales o grupales que caracterizan a ambos grupos. Ni porqué fases ha pasado su relación todo este tiempo. Pero una cosa tengo clara: Ni lo del sábado fué nuevo, ni será la última vez ni la primera que lo veremos. Así de simple.