ESPERANDO A SEGUROLA.

Así estoy. Esperando a Santiago Segurola. Ese periodista que igual te habla de cine, de deporte o de música. Ese informador tan culto, que tan pausadamente habla, que tanta "cátedra" sienta. Tertuliano de Julia Otero y Angel Rodriguez en Onda Cero y columnista en Marca. Sabio entre los sabios y "oráculo de Delfos" de "guardiolistas", "bielsistas", "valdanistas" y seguidores de Juan Malillo o Juanma Lillo, el único hombre donde no se sabe donde le acaba el nombre y empieza el apellido.
Y estoy esperándole para que pida disculpas a una ciudad. Nada menos que a la capital de España, a Madrid y a los madrileños y por extensión, a todos lo que sin ser de la Villa y Corte pasaban el viernes por allí o a los que como yo, que sin ser madrileños, tienen en Madrid una ciudad que les gusta y que respetan como capital del Reino que es.

Segurola, paradigma de la progresía periodistico-deportiva, andaba preocupado la semana pasada por el recibimiento que los seguidores culés y rojiblancos iban a tener en las calles madrileñas. Tal era su estado de inquietud que así lo hizo saber en un artículo escrito en la  La Gazetta dello Sport:

"El clima previo al partido se ha visto alterado por Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid y representante del sector más conservador del Partido Popular, en el poder actualmente en España. Aguirre, cuya capacidad demagógica no tiene rivales en el ámbito de la política española, dijo esta semana que la final debería suspenderse, si se producen los habituales silbidos de los aficionados del Athletic y del Barça al himno español. El mismo día en que realizaba estas declaraciones, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid daba permiso para la celebración de una manifestación fascista el mismo día de la final en el centro de la capital española". 
 "Por todo ello, la final de Copa ha adquirido un color extraordinariamene político. Muchos aficionados del Athletic y del Barça tienen miedo de viajar a Madrid. Creen que no serán bien recibidos y temen al clima de violencia, artificialmente provocado por algunos políticos irresponsables".


No se si es la desvergüenza la que le hace escribir este tipo de cosas en un periódico italiano o la falta de cojones para hacerlo en España, pero hablar de que "muchos aficionados del Athletic y del Barsa tienen miedo de viajar a Madrid" y "temen el clima de violencia, artificialmente provocado por algunos políticos irresponsables" (en clara referencia a Esperanza Aguirre y sus declaraciones), es para que este "mosquito muerto", este "mansurrón" de tres al cuarto, pidiera públicamente disculpas tras comprobar, cómo la estancia de ambas aficiones, en líneas generales, transcurrieron en la mayor de la normalidad. Y, me atrevería a decir, que incluso andaban "sobraditos" por las calles madrileñas.

Este es el mayor problema con el que nos encontramos los que no compartimos el pensamiento único ni la corrección política. Los "Segurolos" de turno lanzan la piedra y esconden la mano, no van a salir rectificando  lo dicho. Crean la "corriente de opinión" y santas pascuas.
Seguirá intentando "impartir cátedra" con sus pedantes tostones radiofónicos y "literarios". Quedará como ese ejemplo de periodista en el que todo el que empiece en la profesión debe mirarse y las adulaciones de su corte de pelotas y mamporreros, que no son pocos, continuarán. Santiago Segurola no peca, puede decir lo que le salga de sus santos atributos.
Eso sí, luego es un especialista en llamar la atención al "mal" comportamiento de los demás, en calificar de mentiroso y demagogo, por ejemplo, a nuestro entrenador y en tratar, desde su púlpito en Marca, de explicar lo que "es bueno y es malo" al resto de los mortales. Por otra parte, algo muy propio de los de su ralea, los nauseabundos y repelentes "progres de salón".
Segurola, seguiré esperando tus disculpas.